24 abr 2008

el otoño de una chica

*






al chico de hoy,

(me entrego a tus tatuajes
)


*





Todo lo que me duele son serpientes. Aprender a perturbarlos es sólo el comienzo desde la fiesta del laberinto. Paso de largo a un fauno tomando la siesta, y creo ver que me guiña su ojo, a pesar del monte y la neblina. Unos pasos más allá Alicia llora desconsoladamente mientras en su libro de cuentos se desdibujan la mayoría de las palabras esdrújulas… van quedando espacios en blanco donde la tinta corre como un río de olvido. De las palabras borradas han surgido nuevas historias: de helicópteros, de cenizas, de cardúmenes y flotas navales, de espías y mujeres sinceras que no tardan al aplicarse pintura de labios, es una espera hasta el verano. ¿Qué acobijan a la luz de las seis de la tarde? Muchos solos pueden jactarse de que ven a los bosques en cada luz que hay en el día, aunque algunos acompañados siempre tienen ventaja de contar la historia primero. Me han llegado dos cartas: una del norte y una del sur. La del norte me dice que hay viento del polo; la del sur me recuerda la festividad de las mareas. En una esquina se pone el sol en su cuenca, suena a locura y capullos abriéndose, temerosos de perderse cualquier segundo de la noche, de la vida que empieza con más lentitud. La noche caza sus presas a pesar de ella misma, reclama desde el fondo de cada lago la luz de cada ser nocturno. Abrir montañas, ver crecer árboles, sostener desde su corazón el vuelo de cada murciélago; así respira la noche, en silencio reina en su total y completa luz, tan cercana a un animal hambriento que desconoce la piedad.







23 abr 2008

serie sin título -1-


































Paraíso, H. Bosch

*







La cola de la historia no se ha perpetuado dentro de sí. En la punta de la historia esta clavado el corazón del visionario, y muy relegada atrás, cojeando y dejando un hueco en la tierra como su rastro, la gran Reyna Padre, un castillo en sus enaguas, una serpiente en su dedo derechísimo: “Padre, he saldado mi deuda con mi país
- Un país no crece con hombres sin deudas.”
Y así vuelven a mí, deletreados, baleados en su infortunio. Un pedazo de monte y saber cómo invocarles desventuranzas es tocar el cielo con una mano y beber de él con la otra. Es participar de la fiesta, salud es probar ese vino.

Y si




























*











Y si
La mueca así se mueve
Ingenua por sus cicatrices
Y casi escapada de si misma
Evadirse es ya otro nombre de la soledad
Y como le reprocho sus recelos
Hace chistes que no combinan con su vestido

Regreso al puerto














*





Primero es un romance con cada una de las olas. Desde que conecté con la realidad “yo también soy agua”, frecuento más el río y sus alrededores, veo las gotitas saltando y las escucho diciendome “hooolaaaaa”, y decirles “holaaaa” es como seguirles el curso hacia un festín en el mar, o delicadamente rozar el cuerpo de cada sirena de río. Decididamente, con las sirenas comparto secretos de cama. Un librero una vez me advirtió que tenía que cuidarme, “no te vayas a salpicar, no vaya a ser que te conviertas en pececito”. ¿Coincidencias? 23 años y ya estoy vieja para hacerme la boluda.

Secreto en el río no es la segunda parte de Secreto en la montaña. Viene a ser mi iniciación en el mundo de este cableado místico, las venas y arterias que me conforman y que son un río-calesita. Neil Gaiman dice “Passion flows through her like a river of blood”, así tan despacio, es casi como si me llevara de ojos vendados a navegar descalza sobre mi parte iluminada.

Iemanjá danza en el viente. Esa es su morada y lugar de ataque, ahí vive, de ahí reclama. Siempre llama y siempre le da ocupado, porque estoy tanto tiempo pensando en desiertos, en serpientes y castillos en llamas.

20 abr 2008

Ya te vals











*



Sexo. Como si nada, como si no te conociera. Como si por primera vez pusiese un pie en tu puerta. Como si no nos quedásemos atrapados en otro en el uno, y no hubiese luego repartija de los escombros. Como si me quisieses, como si me ignorases, como si anduviésemos los dos juntos al lado del camino, tomadísimos de la mano, sin nada de qué hablar, sin pensar. O más aún, sin sosiego y sin compañía.

Apartarte. Ser la hija de puta que nuevamente te pone en tu lugar. Ser la que dialoga, ser la pensadora, ser la madre de esto. Ser la chica que te toca la puerta, sin anunciarse. Ser la de los cartelitos, la de los rótulos, la divinidad detenida, la poesía y la calma. Ser una vez más infame, y dura, y no abrir más espacios para que entre lo virgen.

Con el diablo en la sangre, en el alma, en el adiós. Vete, que lo que había se acabó hace tiempo.

12 abr 2008

¡Qué dulce!















A paso seguro arremetí contra la salida, decidida a buscarlo. La encontré a ella, sin embargo; y esta vez no dudé y clavé mis dientes en sus labios. Un chorro líquido entró en mi boca. -Muy empalagosa, decidí mientras me apartaba.

8 abr 2008

El Culo Prodigioso











Prestidigitador

Psicólogo

Poeta

4 abr 2008

sueño que lentejuelas V















suelo que es mi terreno,
suelo que hay que limpiar y plantar.

vivo y silencioso
árboles lo abrazan desde adentro.
ahí las tejedoras
tejen mis sueños,
aterciopelan mi entraña.


sueño que lentejuelas

me tocan
me llevan
me asisten
me llaman

sueño que lentejuelas IV

Nombre, me llamaste.

Me dijiste nombre,

Y de la caída al golpe

Pude y me detuve.

Ausencia, respondí.

Llenaste tu boca de la palabra;

el silencio, y reclamaste lleno.

E hiciste bien.




*


júpiter a la deriva,
sin cosmos
donde ir a naufragar.
en él, no vacilo:
una bruma, compañera silenciosa


*


no pude soportar el grito de esas almas,
y me eché a cantar,
me eché a llorar,
a suplicar.

y por la lluvia subían los locos
riéndose desesperadamente,
gada gota que tocaba un loco
se convertía en un honestísimo cristal.

así
cada uno se bañaba con un nombre,
se bañaba en su verdadero rostro
adveniendo pasajero tonal


*


el origen de mi presente
empieza con el latido
de este instante

sueño que lentejuelas III














si


te haré una visita en el silencio
ese terreno que al parecer no merezco

sueño que lentejuelas II















-hola, buen día-aúlla
-¿quién vive?- responden
-agujero
-¿quién?
-nadie
-¿solo?
-siempre
-¿y cuando haya alguien?

sueño que lentejuelas I













a la palabra,
por atravesarme




como un cuchillo entrando a un pan
como una pluma en un faisán
como una estaca
como un implante

reinas en el silencio como una bruja podrida en su soledad
amante de la tinta y el secante

reverberas en público

ah!

sacias la sed.

y si necesitas más
eres tragos de arena.
ecos de tí están en mi linfa

una inquilina en la mansión del culto a la palabra
ah!
llegaste, atravesaste, reinas.

3 abr 2008

manos de pianista













Manos de pianista acecha. Manos de pianista rompe con velocidad el teclado. Manos de pianista que ruge al salir el sol.

Manos de pianista que sube por la soga. Manos de pianista nunca sale acompañada, porque si la sombra la contempla de día, no sabe decidir la hora. Manos de pianista siempre al lado del fogón, aleja las abejas que chisporrotean abrasadas. Manos de pianista estrangula, un antifaz que desborda este banquete de impunidad.

Manos de pianista: Crujes Como Espejo.

Manos de pianista: Tejes Como Araña.

Sui Hyung Yem





Era invierno en la casa. Se sabía porque la madera cruje como enferma, se desmorona y hay que fijarla con pastillajes, clavos, enlaces, hebillas, martillos, vencijas… el invierno está aquí. Cuando Casado (es mi marido) no está en la casa, presiento rumores de madera por cualquier rincón. Cuando está, su forma del silencio son los rumores de su piano. Y de mi silencio también. Es una época tremenda para el piano; si cuando hay calor se queja, cuando hace frío llora alucinado. Esto es porque la madera no debe estriarse, ni debe estar tensa ni muy laxa. Un piano como el de Casado ha sabido siempre pedir lo que desea, y mi marido no tiene corazón para negarle ni uno sólo de sus caprichos.

Recién mudados, no había más remedio que calentar la casa con jirones de madera que lográbamos arrancar del patio, la mayoría de los libros de la biblioteca sufrieron la misma suerte: salvar la madera del piano. Ni una silla quedó salva de la avidez de ese piano. Crujía de satisfecho. Casado lo acariciaba intentando sacar sus secretos que al calor del fuego ronroneaban como un gato mimado. Y en ese romance pasaban la madrugada, cada uno bebiendo del alma del otro. Casado suele decir que Atenea puede bien sentarse a tejer en las eternas vibraciones de las cuerdas de su piano.

Cuando no hay más tinta en su plumafuente, Casado recurre a mí para que lo asista en su trabajo. Por 40 años he sido la esposa del pianista, de un pianista con caligrafía perfecta. ¡Sus manuscritos podrían ser leídos hasta por cualquier vagabundo, si tuviese la oportunidad! Sentarse a escucharle o a verle escribir son, sin lugar a dudas, dos de mis actividades predilectas. Claro que imagínense pasarse la vida trapeando viejos estantes, evitando el polvo que envejece, el polvo que come la vida… el piano es una vieja forma ya del silencio, no existe obertura en mi oído que no esté ligada a la memoria de un plumero en el estudio, de sacudones a los viejos cojines del diván, o de emparejar las plumas del escritorio para que el artista no tenga que afilarlas, sino sea él mismo parte de su música divina, como el artista que es su creación. Atenea sí visita, no hay dudas. Con una escoba dorada colecto su estela de ¿plumas, sortijas, sortilegios? Ella, mi marido y su piano encima de cada vértice de una pirámide, un líquido recorre cada afilado costado… Atenea ha venido ebria ¿Qué despiden sus anillos más que tapices para la pared de la chimenea? ¿Oberturas de escenas de arabescos?. Si pudiese soñar… me limitaría a describir un gran paseo, un agujero por donde respirar la tierra donde no se sueña. Pero las estatuas no sueñan, y soy una estatua en la casa del pianista. ¿Cuántos sueños le hacen falta a una estatua? ¿Cuántas manos de pianista se necesitan para ser un pianista? A mi marido, le hicieron falta dos. Las mías, mis manos de pianista.

1 abr 2008

cumple la nanda














la blogger
la tícher

oh, sí!

miss guaire,
la reina del desagüe

era junio
















-de los viejos,
em homenagem
cristã de tatuagem,
al que me borró de su msn




(la pintura, Cumpleaños de Chagall,
es humorística
humorifílica
huna perfecta
heterolúdica)





*




Era junio,

Un rito, cualquiera,

Estaban esas frases y hechos agravantes,

señalados por relojes, novios y demás aparatos hostiles.

Te recuerdo impasible,

querías complacerme en todo, cansarme, hostigarme;

querías de mí todo,

que no hubiese aprensión.

Debí colocarme como un antílope

o al menos como un aguilucho


Hoy hay luna detrás de la nube.



Manchas: cuerpo y lesión

Domingo: y tú lejos




dulce

mapas

-mi dominio celeste-


y yo te cuento mi día

y tú me asistes en este arrebato de flores oscuras



uno dos tres

alcanzo la noche estrellada

alcanzo tu boca cerrada

-hermética-






la columna rota

















next time you have a drink, look below the glass, I am the doilie

Frida




*





déjame tejer tu mortaja

la araña




*






la columna rota

Mi vida rojo sangre atropelló alguna vez a un pajarito. La columna lo vio endeble, tieso, y mis manos lo compadecieron y autónomas, tomaron su vuelo por un tiempo. El ave se formó inverso, aleteo torcido: no dio dirección a sus encantos y mis manos lo amaron día y noche. Amaban de él su columna torcida y su cantar a tierra. Calor, calor y más líquido, hizo de él un ser amniótico, depurable, petrificable, y las melodías ya no nacían en su corazón o su garganta: nacían en las líricas de otro pajarito que alguna vez trinó, y los registros de esa voz mellaron a mi ave.

Mis manos lo compadecieron y autónomas, dejaron su trinar salvaje y sus plumas de óleo tinto. Ya debe andar por ahí convenciendo a otras manos de su columna rota.